Esta frase de Max Ernst no puede describir mejor de qué se trata el arte del collage.
Autor: marfossatti
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Pecha Kucha Montevideo: Del copyright al copyleft. La cultura de la colaboración
Copyright implica “todos los derechos reservados”. La C de “Copyright” no habla tanto del derecho del autor, como de las restricciones para los usuarios y para otros autores. Nos indica todo lo que no podemos hacer: no podemos copiar, compartir, distribuir, traducir o remixar sin permiso.
Con Internet, empezó a ser muy difícil restringir el destino de las obras creativas y esta realidad está causando grandes batallas económicas y políticas. Pero la red también favorece el crecimiento de una cultura de la colaboración, dando como resultados obras antes impensadas: desde el software libre, la Wikipedia y las publicaciones científicas de acceso abierto en el plano internacional, hasta las comunidades de creación como el movimiento de música libre en Uruguay.
Esta cultura invierte el “todos los derechos reservados” y, usando herramientas legítimas del derecho de autor, exige que esté “prohibido prohibir”. En vez de Copyright, Copyleft.
El objetivo de la charla es mostrar, de manera práctica y con ejemplos, qué decisiones toma una autora o autor para transitar ese camino y cómo es el punto de llegada a una cultura de la colaboración.
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Fondos públicos y conocimiento libre
La producción de conocimiento y cultura en América Latina es en gran medida financiada con fondos públicos. Es decir, con los impuestos que aporta la población en su conjunto a los distintos sectores del conocimiento. Por otro lado, la población tiene dificultades de acceso que se compensan por medios no formales, como las fotocopias o las descargas, consideradas ilegales. Un nuevo equilibrio puede alcanzarse si las obras que se producen con fondos públicos estuvieran libremente disponibles para la población a través de portales y repositorios públicos que facilitaran el acceso.
Es cada vez más evidente que no se puede separar la cuestión del financiamiento público para la producción de conocimiento, de la cuestión de la puesta a disposición pública de dicho conocimiento. Los Estados financian gran parte de la investigación científica (en América Latina, dos tercios de la inversión en investigación y desarrollo son financiados por recursos estatales, según el Informe de la UNESCO sobre la Ciencia 2010), a la vez que ofrecen fondos públicos para la creación de libros de texto, obras musicales, escénicas, plásticas, fílmicas y literarias. Las herramientas suelen ser becas, premios, salarios y subsidios, entre otros instrumentos de financiamiento público.
Con estas herramientas los Estados buscan diversos fines: desde incentivar el talento a construir identidad nacional, desde resolver problemas productivos y sociales hasta promover el nacimiento de una industria cultural local, desde favorecer la diversidad de expresiones culturales hasta subsidiar disciplinas con poco mercado.
Las más de las veces la financiación pública del conocimiento ha tenido un enfoque sectorial o disciplinar, considerando oportuno o estratégico apoyar a tal o cual área del conocimiento. Se financia el trabajo o la actividad de sus instituciones o agentes, de manera que los fondos son formas de dar continuidad a los objetivos y quehaceres de cada sector. De esta manera, finalizada la actividad que ha sido financiada, terminados los informes, enviados los artículos y presentados los libros, muchas veces se olvida cómo distribuir y comunicar esos resultados más allá de las fronteras institucionales o sectoriales.
Los fondos aplicados se consideran exitosos si se prueban eficientes: si se logra cumplir los objetivos con el dinero aportado. A la administración pública le resultaría suficiente demostrar que se seleccionó a los mejores mediante procesos competitivos transparentes, que se obtuvieron los resultados previamente acordados y que los fondos fueron utilizados según lo planificado, pudiéndose rendir cuenta de los gastos.
La producción de obras culturales, científicas y educativas resultantes quedan registradas o archivadas en algún lugar, no necesariamente accesible al público en general. A veces quedan accesibles únicamente a través de la adquisición en el mercado, como en el caso de muchos libros de texto.
Pero el público en definitiva es el que pagó la producción de conocimiento a través de los impuestos que hacen posible ese gasto público. Y sin embargo, en los países latinoamericanos, encontramos importantes dificultades para el acceso al conocimiento y la cultura. En un contexto de bajos ingresos de la población y altos precios de los bienes y servicios culturales, es habitual que la gente acceda a través de canales informales (Karaganis, 2011). La descarga o compra en el mercado informal de música, películas, software y videojuegos, el fotocopiado de libros de estudio, las copias y descargas digitales, son moneda corriente en nuestros países. Es clara la dificultad de la mayoría de los hogares para costear, con un presupuesto familiar reducido, las necesidades de consumo cultural y de material educativo. Esto fue demostrado, por ejemplo, en un estudio sobre percepciones, actitudes y prácticas respecto a los libros de texto por parte de estudiantes de universidades de América Latina, donde más del 40% de los estudiantes afirmó que no pueden acceder a textos obligatorios de sus carreraras (Rodés et al, 2012). En otro estudio llevado adelante en San Pablo, Brasil (Craveiro et al, 2008), resultó que para el 90% de los estudiantes consultados en la investigación, los costos anuales de la compra de libros eran cercanos, o incluso superaban, a la renta familiar anual. Adicionalmente, esa investigación pone en evidencia que la producción de libros de texto, incluyendo la elaboración de contenidos (vía sueldos y becas a docentes e investigadores de las propias universidades) y la edición (en editoriales asociadas muchas veces a las universidades), es financiada mayormente por fondos públicos, siendo la inversión pública al menos nueve veces mayor que la privada.
Tenemos, por un lado, producción de conocimiento ya pagada por el Estado. Tenemos, del otro lado, necesidades sociales de acceso y uso de conocimiento no satisfechas. En el medio, hay leyes de propiedad intelectual que dificultan ese acceso, pero tecnologías de copiado que lo facilitan mediante la distribución informal.
En este escenario, muchos Estados optan por reprimir el uso de dichas tecnologías aplicando, aunque sea débilmente, las leyes de propiedad intelectual. Pareciera que a veces no se comprende que el propio Estado tiene a su alcance una solución que brinda un nuevo equilibrio: la liberación de obras financiadas con fondos públicos.
Esta liberación implica que las obras estén disponibles digitalmente en Internet sin restricciones para que puedan ser consultadas y descargadas por cualquier persona. Ya existen en muchos países repositorios digitales de instituciones públicas que proveen acceso, especialmente a recursos educativos y artículos científicos. Países como Argentina, Brasil, Perú y México ya cuentan con leyes para garantizar el acceso abierto a la producción científica nacional, con el requisito de depositar artículos, tesis y libros en repositorios disponibles al público. No obstante, el grado de aplicación de estas leyes de acceso abierto es muy diverso.
Sería deseable que este tipo de mecanismos se aplicara no solo a obras científicas sino también a otros tipos de obras culturales. Asimismo, las legislaciones y políticas podrían contemplar no solo la puesta a disposición de las obras, sino además que estas se publiquen con alguna licencia de derecho de autor que permita el uso con cualquier propósito y la reutilización para hacer obras nuevas. Si bien a veces las instituciones públicas deciden no permitir los posibles usos comerciales de las obras o la realización de nuevas obras derivadas de ellas, es recomendable considerar estas posibilidades con el fin de promover ecosistemas de creación e innovación más democráticos. Así se facilita la máxima difusión del conocimiento, se garantiza que las obras se puedan compartir en los portales y repositorios de cultura libre más importantes, y se puede impedir que el conocimiento se privatice utilizando cláusulas que prohíban que las obras derivadas creen nuevas restricciones.
Los fondos públicos para la producción de obras educativas, científicas y culturales deben prever en sus bases las condiciones para liberar las obras. En tanto que el financiamiento público para el acceso al conocimiento destinado, por ejemplo, a bibliotecas digitales, debería priorizar los modelos abiertos en lugar de la adquisición de licencias privativas. Cuando el Estado compra o destina dinero para distribuir cultura a la población, debería orientarse a publicaciones que puedan ser copiadas sin restricciones, y que también puedan ser reeditadas, mejoradas y nuevamente distribuidas por los más diversos medios. De lo contrario, el acceso al conocimiento que se costea con gasto público se parece a un puñado de arena que se escurre en las manos. Después de un tiempo nos quedamos con las manos vacías y hay que volver a llenar el hueco con más gasto público, pagando una y otra vez por el acceso a las mismas obras.
(Post publicado en revista Pillku #15).
Bibliografía
Araya, Daniel (2014). Capacidades humanas: Ciencia abierta. Flok Society (https://floksociety.co-ment.com/text/Ge3RhtNxB46/view/). Consultado: 19 de noviembre, 2014.
Banco Interamericano de Desarrollo (2010). Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina y el Caribe. Un compendio estadístico de indicadores (http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=%2035691608). Consultado: 19 de noviembre, 2014.
Craveiro da Silva, Gisele; Machado, Jorge; Ortellado, Pablo (2008). O mercado de livros técnicos e científicos no Brasil: subsídio público e acesso ao conhecimento. Grupo de Pesquisa em Políticas Públicas para o Acesso à Informação, Universidade de São Paulo.
Karaganis, Joe (2011). Media Piracy in Emerging Economies. SSRC books.
Rodés, V.; Pérez Casas, A.; Ochoa, X. y Frango, I. (2012). Percepciones, actitudes y prácticas respecto a los libros de texto, digitales y en formatos abiertos por parte de estudiantes de universidades de América Latina.
(http://latinproject.org/pdfs/need_analysis/1893-3020-1-SM.pdf) Consultado el 19 de noviembre de 2014.UNESCO (2010). Informe de la UNESCO sobre la Ciencia, 2010. (http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001898/189883s.pdf). Consultado: 19 de noviembre, 2014.
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Repositorio del curso abierto “Arte y cultura en circulación: políticas públicas y gestión de lo común”
El curso online abierto “Arte y cultura en circulación: políticas públicas y gestión de lo común” tuvo lugar entre agosto y septiembre de 2014. En esta página se encuentran todos los materiales y actividades ordenados por clase. El curso fue organizado por Ártica – Centro Cultural 2.0, Creative Commons Argentina, Creative Commons Paraguay, Creative Commons Uruguay y Fundación Vía Libre.
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Manual de Instrucciones en Defensa del Sacrosanto Piropo
En los últimos tiempos se han lanzado diversas campañas contra el acoso callejero y en favor de un trato respetuoso e igualitario hacia las mujeres en las calles. Sin embargo, preocupa ver la resistencia que generan estas campañas en la opinión pública, sobre todo entre muchos varones. Una se cansa de encontrarse con varones perplejos y ofendidos. Cuesta creer que estemos hablando del acoso callejero y que del otro lado te hablen de «piropos». (más…)
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Tiene derecho
Hace algunas semanas una mujer joven fue grabada manteniendo relaciones sexuales con un grupo de hombres en el baño del camping de Santa Teresa, Uruguay. El video fue divulgado por los hombres que grabaron el video. La mujer denuncia primero la divulgación del video sin su consentimiento y más tarde una serie de abusos. Durante días, los medios masivos y las redes se hicieron eco de la noticia y surgieron encendidos debates y especulaciones sobre el caso relacionadas con la actitud de la denunciante, más que con lo sucedido (que está por determinar la justicia). (más…)
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Exposición en Sumar, conferencias ciudadanas
Presentación de Mariana Fossatti en el día 1 de la primera edición de Sumar, Conferencias Ciudadanas
7 de noviembre de 2013 – Sala Hugo Balzo – Auditorio Nacional del Sodre. -
Copias de libros y robos en panaderías #fotocopiasuy
Que tomates, que lechugas, que tortas de frutilla. Cada vez que leo declaraciones de los defensores de la sagrada propiedad intelectual, me entra hambre. Me dan ganas de correr hacia la heladera, o mejor hacia la biblioteca, para leer lo más rápido posible todos esos libros que todavía no leí, antes de que alguien los copie y… ¡desaparezcan! (más…)
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Los derechos de autor no te hacen artista
Hablando con amigos artistas que me preguntan sobre la posible reforma de la legislación de derechos de autor en Uruguay, muchas veces me encuentro tratando de explicar por qué esos 20 años más o menos no tienen un impacto directo en la vida de los artistas. Endiéndase bien: en vida. Ya que la extensión propuesta en Uruguay estiraría de 50 a 70 años después de la muerte del autor la protección del monopolio de los derechos de autor. (más…)
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Tiranos Temblad: cultura remix, amateur y local en Internet
Tiranos Temblad es una serie web creada por Agustín Ferrando bajo el lema: “otra semana en Uruguay”. Se trata simplemente de eso: una selección de los acontecimientos del país que fueron registrados en YouTube durante una semana. La búsqueda “Uruguay” + “this week” arroja varios cientos de videos de los cuales Agustín selecciona y recopila los más interesantes. Luego los remezcla en ocho minutos que se hacen adictivos y entrañables. Un éxito de Internet del que todo el mundo habla, aunque quizás solamente acá, en Uruguay. Con este post quisiera al menos generar curiosidad más allá de las fronteras, analizando este brillante exponente de la cultura remix amateur en Internet basado en la idea de que “hay que hacer algo con este material” disperso en YouTube.
Tiranos Temblad
Para entender este post es imprescindible ver al menos un capítulo de la serie. Vale la pena dedicar ocho minutos:
Éste es el capítulo 17 (el último al momento de escribir este post), pero los anteriores se pueden ver en el canal de YouTube de Tiranos Temblad.Además, se puede seguir el proyecto en Facebook y Twitter.
Cultura amateur: un hobby serio
Agustín Ferrando hace Tiranos Temblad como un “hobby serio”: una actividad creativa centrada en hacer lo que a uno le gusta, pero con la seriedad necesaria como para asumir el compromiso de hacer un capítulo semanal, sin falta. A pesar de haber recibido ofertas, AF no quiere producir la serie profesionalmente ni generar un formato vendible a la televisión. El valor está en el hacer mismo: “fue una idea que la pensé y enseguida me la puse a hacer”, ha dicho en varias entrevistas. Hacer y aprender, mejorar el producto a medida que se hace, permitirse experimentos y hallazgos, es un valor de la creatividad amateur y la cultura hacker.
Agustín destaca que “Internet democratizó el modo de hacer”, porque no hace falta nada más que tener la idea y llevarla a cabo sin pedir permiso a nadie. No es que esto garantice después el éxito de la idea (de hecho él viene haciendo “cosas” audiovisuales que no han tenido una repercusión comparable a Tiranos Temblad). Pero se puede decir que lo que para una producción televisiva sería el piloto a ser evaluado antes de su lanzamiento, en la cultura amateur de Internet es el programa mismo. Se trata, en palabras de Ferrando, de “un proceso rápido, individual, caprichoso, basado en el aburrimiento”. Es decir, en la necesidad de hacer “algo” con el exceso de tiempo y creatividad, una vez que las herramientas necesarias ya están dadas.
Curación como tarea creativa
Tiranos Temblad se trata de hallar “lo relevante dentro de lo irrelevante”, en palabras de su creador. La recopilación de TT abarca desde videos sin sentido subidos casi por accidente (“el video al pedo de la semana”), hasta producciones amateur muy elaboradas (videos se zombies, clases de maquillaje, versiones del Harlem Shake). Se trata de una tarea de curación creativa basada en la necesidad de seleccionar, separar y jerarquizar algunas cosas en el caos que es Internet. Rescatar lo que de otro modo podría perderse por falta de un contexto que le dé relevancia, fragmentos que pertenecen a la vida cotidiana y que siguen su flujo, a menos que sean rescatados. Para lograrlo hay que ver muchos videos por día, decidir con cuáles quedarse, relacionarlos y cortar y pegar según un criterio absolutamente personal. Es que en el remix la recopilación es la obra misma, el nuevo contexto y el discurso construido con todas esas piezas es lo que le confiere su valor.
Un producto para Internet en clave TV
Agustín se confiesa un fanático de la TV, alguien de una generación formada en el visionado de horas y horas de tele. No es el único artista de remix que apoya su trabajo en la experiencia de ser un espectador televisivo. Por ejemplo, Jonathan McIntosh de Rebellious Pixels ha dicho en algún lado que todo se trata de tener tiempo y un televisor. Pero es curioso, a su vez, cómo AF defiende a Tiranos Temblad en tanto “un producto para Internet”.
El programa tiene algunas características que lo hacen muy compatible con la tele, ya que puede alcanzar un target muy amplio: es atractivo para todas las edades y gustos. Se puede decir que conecta a diversos públicos a través de cosas básicas y reconocibles por todos: el humor, la ternura, las cosas sencillas. Sin perder, no obstante, inteligencia y sutileza, lo que diferencia a TT de cualquier programa de recopilación de bloopers, cosas bizarras o videos de gatitos (de vez en cuando aparece algún posible lolcat, como el gato bocina del episodio 17, pero el programa no se basa en esto).
Los acontecimientos de la semana se mezclan y se pone al mismo nivel los episodios públicos y las historias mínimas: la celebración de una fiesta típica, la votación del matrimonio igualitario en el Parlamento, el cumpleaños de un niño cualquiera, la crónica de algún turista, la cosecha de un zapallo gigante, un perro que se siente amenazado por un manojo de globos y luego los enfrenta, etc. De esa forma, resignifica el concepto mediático de acontecimiento.
Además de algo muy divertido de ver, Tiranos Temblad no deja de ser un análisis crítico de los medios, de la forma en que se seleccionan y se ponen en escena las noticias, redefiniendo qué es lo interesante, qué es lo que vale la pena contar.
Volvemos al tema del financiamiento
Hace una semana, en el post anterior, decíamos que es un error no plantearse la sustenbilidad de un proyecto cultural antes de empezarlo. Hoy les traemos una prueba en contrario.
Agustín hace Tiranos Temblad porque le gusta, por puro disfrute, pese a las largas horas de trabajo que insume, sin pensar mucho en cómo sostener el proyecto en el tiempo. El origen puramente amateur y casi “oculto” de la serie determinó que saliera sin haber pensado en cómo sustentarla y sin prever su repercusión. AF admite que ganar dinero con la serie le ayudaría a garantizar continuidad y dedicarle el tiempo que necesita, pero la prioridad sigue siendo disfrutar la tarea y mantener la independencia, antes que conseguir un contrato. El proyecto es redituable en tanto satisface la necesidad de tener un espacio personal de creación que no siempre es posible en la actividad remunerada.
Desde mi punto de vista, las creaciones de Internet tienen que seguir defendiendo los valores amateurs cada vez que sea necesario, sin renunciar a explorar posibles fuentes de dinero que ayuden a mantener sus proyectos, así como seguir formándose, mostrar su trabajo y enseñar a otros. Pero mientras nosotros nos seguimos preguntando “cómo hacen” para tener continuidad, ellos simplemente lo siguen haciendo.
La repercusión en las redes sociales
Lo más probable es que el lector que sigue Tiranos Temblad lo haya conocido a través de redes sociales. No fueron las acciones planificadas del productor las que le dieron relevancia a la serie, sino el movimiento de las propias redes, el boca a oreja amplificado por Internet. Incluso la audiencia ya está interactuando con el programa: algunos videos que se suben a YouTube mencionan a TT o alguna de sus secciones con el fin de ser “levantados” en el programa. O sea que, a la lógica de amateurismo serio, curación creativa, remix y difusión en redes sociales, se suma la lógica de la colaboración del público.
Uruguay y los contenidos locales
Probablemente muchos lectores de este post conozcan muy poco de Uruguay, que es el país desde el cual trabajo y escribo esto y, por supuesto, el leitmotiv de Tiranos Temblad, cuyo título toma una frase muy particular del himno nacional. Uruguay es un país sudamericano muy chiquito, un estado tapón casi, entre Brasil y Argentina. Con tener en cuenta ese dato nada más, estoy segura de que van a entender cualquier capítulo de TT, ya que la serie se basa en la autoconciencia crítica de ser un país pequeño y un poco misterioso para los extranjeros (ver la sección que en cada capítulo recopila tareas sobre Uruguay hechas por alumnos de español de distintas partes del mundo).
Lo que demuestra Tiranos Temblad es que se pueden hacer contenidos locales exitosos en Internet, que no se necesita ser un viral mundial. Pero a su vez, cualquiera que vea el programa, uruguayo o no, puede entenderlo y disfrutarlo, pese a no compartir algunos códigos locales. En fin, con sólo ver la sección “El crack de la semana” entenderán qué significa ser un “crack”. Y tal vez, al final, entiendan por qué TT insiste en que “Uruguay es el mejor país”
Fuentes
Para escribir este post consulté varias notas y entrevistas realizadas a Agustín Ferrando:
– Tiranos Temblad, el canal de YouTube codiciado por la televisión en 180.com.uy
– Entrevista con el creador de Tiranos Temblad en Radiopasillo (audio)
– Un resumen semanal del internet uruguayo en El Observador
– Nota a Agustín Ferrando Trenchi de Tiranos Temblad en Buscadores (video)
Publicado también en Ártica.