A veces me pregunto por qué hago collage. Por momentos, pienso que es porque no sé «dibujar correcto» como para crear obras totalmente nuevas a la altura de mis fantasías, y entonces me dedico a hacer lo mejor posible con mis figuritas. Pero al final me doy cuenta que tomar imágenes creadas vaya a saber cuándo y dónde y por quien y pegarlas todas juntas en una composición que yo elijo, es un trabajo que me complace enormemente en sí mismo.
He visto varias discusiones en Internet sobre el arte de collage y el problema que implicaría el uso de imágenes que podrían tener restricciones de derechos de autor. Ninguna de esas discusiones finalmente me ha limitado para usar las imágenes que me interesan. Sería un trabajo muy arduo pedir permiso uno por uno a los propietarios de los derechos. Pero si alguien se siente atropellado, me puede pedir que retire las imágenes usadas. Honestamente lo intentaré, pero el problema es que uso un pegamento muy bueno.
Pero por otro lado, el hecho mismo de la remezcla, el remix, es un recurso que se está usando y difundiendo cada vez más. Hay obras que no podrían existir sin ese principio. Obras derivadas de material creado, usado, visto, conocido, pero que no dejan de ser originales (la «originalidad», una idea muy nueva en la historia del arte, pero ya vieja).
Esta es la cultura del remix, que quizás para nosotros es un poco extraña, pero que en otros lugares no lo es tanto. Por ejemplo, en Japón, este remix cultural se expresa en el fenómeno del doujinshi, que consiste en la remezcla de historias y personajes del manga. Los autores del doujinshi llegan a ser casi tan famosos como los autores de los cómics originales. Se encuentran con el público en grandes festivales anuales, y no sufren ninguna clase de persecución por parte de la industria del manga.
Otro ejemplo interesantísimo es la obra de Pogo, que conocí a través de El Caparazón. Pogo es un artista australiano de 20 años que mezcla pistas de audio y partes de películas populares, como Alice in Wonderland, de Disney. Lo hace porque admira esas obras y desea continuar disfrutandolas, o mejor dicho, «prolongarlas» de una manera tan lógica como extraña para muchos: crear obras nuevas a partir de aquellas. Y tiene un éxito enorme en YouTube, quizás porque sus seguidores aprecian que alguien les haga ver esas obras de una forma nueva.
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