No sé por qué, no me gusta mucho el concepto de «menores en la red». Me suena a jerga de abogados. En muchos ámbitos hablamos de niños y adolescentes, pero ni bien empezamos a referirnos a ellos en relación a Internet y las redes sociales los transformamos en «menores», una categoría legal que asociamos a sustancias o productos prohibidos a quien tiene menos de 18 años (alcohol, cigarrillos, porno, etc.).

Será por esa antipatía que me genera el término que me abstengo de usarlo y en cambio prefiero hablar de una categoría sociológica y cultural: «generación interactiva«. También me gusta el concepto «nativos digitales«. Y otros tantos que remiten a que los niños y adolescentes en Internet no son solamente sujetos de protección frente a la inseguridad y vulnerabilidad que viven en la red. Son también ciudadanos digitales en formación.

Estas reflexiones vienen a cuento de una charla que tuve frente a padres, madres y docentes, ya en dos oportunidades, sobre este tema. La primera vez en el Centro Cultural de España en Montevideo y la segunda en el Colegio Woodside de Punta del Este. La idea que quise trasmitir, en todo caso, fue la de entender qué significa este cambio cultural que vive esta generación en relación a los nuevos medios digitales, para pasar después a hablar, ya con menos prejuicios, de las precauciones que deberían considerar los padres y docentes.

Les dejo a continuación el contenido de la charla:

En el colegio Woodside, además, tuvimos una instancia de trabajo con los chicos (adolescentes de 12 a 16 más o menos). Más allá de ser todo un desafío y dejarme bastante agotada, ese encuentro me enseñó que en definitiva el protagonismo de esta cuestión lo tienen ellos, como sujetos, y que hay que tratar de buscar puntos en común, aunque tengamos habilitades tecnológicas y costumbres diferentes. Lo que no es fácil porque, contra lo que puede dictar el sentido común, estos chicos son bien heterogéneos: por ejemplo, algunos me superaban desmesuradamente en seguidores de Twitter (+1000), mientras otros consideraban que Twitter es tremendamente aburrido o directamante no lo encontraban sentido.

El agotamiento tuvo que ver un poco con la dificultad de mantener la atención de ellos centrada en mi charla, bastante «expositiva» por cierto. Las dificutlades vividas me hicieron cuestionarme el método y considerar que la propuesta no fue quizás la más acertada para estos chicos, acostumbrados a la multitarea y a enseñarse cosas entre pares (no me daban tiempo, de hecho, a contestar las preguntas que unos planteaban, ya que enseguida eran respondidas por algún otro). El material lo preparé en una presentación Prezi con la ilusión de que fuera un poco más motivante para ellos (y para alguno que se llevó apuntada la dirección web de Prezi creo que lo fue).